En Concordia se registraron 29 homicidios a lo largo de 2019, lo que implica una tasa de 17 asesinatos cada 100.000 habitantes (calculando que en esta localidad viven alrededor de 170.000 personas).
Las estadísticas de la violencia en Entre Ríos reflejan que se ha estabilizado en los últimos años la cantidad de homicidios ocurridos anualmente. En 2019 se produjeron 66 asesinatos, seis más que el año pasado, pero 14 menos que los 80 de 2014. Lo sobresaliente de las cifras del año pasado es que gran parte de los asesinatos se concentraron en Paraná y Concordia, esta última la que más crímenes ha registrado, con la mitad de la población que la capital provincial.
Los datos se desprenden de la estadística relevada por Uno en base a información recolectada del archivo periodístico, y a datos oficiales del Departamento Paraná, ya que a nivel provincial no se suministraron cifras.
En Concordia se registraron 29 homicidios a lo largo de 2019, lo que implica una tasa de 17 asesinatos cada 100.000 habitantes (calculando que en esta localidad viven hoy alrededor de 170.000 personas). En Argentina, la tasa promedio de los últimos años es de entre 5 y 5,3, según los últimos datos aportados por el Sistema Nacional de Información Criminal, del Ministerio de Seguridad de la Nación. Lo cual evidencia la gravedad de la situación de violencia en la Capital del citrus, donde los homicidios triplican la media nacional.
En la ciudad de Paraná se registraron 18 homicidios en el año pasado (todos esclarecidos), cifra que mantiene una ligera disminución en los últimos años. La tasa de crímenes es alrededor de 6,9 cada 100.000 habitantes, superior al promedio de homicidios dolosos ocurridos en todo el país.
Así, en las dos urbes más pobladas de Entre Ríos sucedieron el 70% del total de asesinatos ocurridos en todo el territorio provincial, donde se produjeron 66 homicidios. Esto supone una tasa anual aproximada de 4,7, inferior a la nacional.
CONFLICTOS PERSONALES FATALES
Las 66 muertes violentas registradas en 2019 sucedieron en 62 episodios, ya que hubo un triple homicidio en Paraná, un doble femicidio en Villaguay, y en Federal fue asesinada por su pareja una mujer embarazada, cuya beba nació pero murió a los seis meses, por lo que se la cuenta entre las víctimas, como un femicidio vinculado. El promedio de edad de los fallecidos es de 37 años.
El último informe de agosto de 2019 emitido por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) sostiene que «diversas circunstancias, motivaciones y relaciones pueden actuar como fuerzas impulsoras del homicidio, y son a menudo superpuestos y multifacéticos. Aunque a veces puede ser difícil distinguir entre diferentes elementos que impulsan el homicidio se utiliza una clasificación en tres tipologías principales: homicidio relacionado con conflictos interpersonales, homicidio relacionado con actividades criminales y homicidios relacionados con agendas sociopolíticas».
Claramente lo que se observa en Entre Ríos es que la primera categoría es la que más vidas ha costado. Tanto en Concordia como en Paraná, en la gran mayoría de los asesinatos víctimas y victimarios se conocían previamente, incluso en varias ocasiones fueron crímenes intrafamiliares.
En lo que se denomina como actividades criminales hubo algunos homicidios en ocasión de robo, pero claramente minoritarios respecto al resto, que han causado una gran conmoción social, como el asesinato de Mariela Costen en Concordia; aunque no se han detectado asesinatos a nivel de crimen organizado.
Respecto de muertes en el marco de «agendas sociopolíticas», no hubo conflictos con violencia y muerte, aunque bien podrían incluirse casos de «gatillo fácil», teniendo en cuenta el discurso del gobierno nacional anterior de mano dura, que hablaba de «soltarle la mano» a funcionarios de fuerzas de seguridad.
CUANDO EL HOGAR ES EL INFIERNO
El Estudio Mundial sobre Homicidios 2019 de UNODC sostiene que «aunque las mujeres y las niñas representan una proporción mucho menor de víctimas de homicidio en general que los hombres, siguen siendo, con mucho, las que soportan la mayor carga de los homicidios cometidos por sus parejas íntimas y por su familia».
Este panorama se calca en Entre Ríos, donde 12 de las 66 personas asesinadas eran mujeres, y de ellas seis fueron víctimas de femicidios, una de infanticidio (Nahiara Cristo, en Paraná), una de transfemicidio (Lucía Mansilla en Paraná), un femicidio vinculado y tres en asaltos. Muy diferente a la situación de los varones, cuyas víctimas de homicidio fueron en contextos de conflictos personales, barriales o robos.
LAS CARGA EL DIABLO
El peligro de tener un arma de fuego es que tarde o temprano se va a utilizar. La circulación de las mismas sigue siendo un problema sin solución. Incluso hasta resulta difícil secuestrarlas luego de cometidos los asesinatos, ya que los autores procuran enseguida ocultarlas. Por ejemplo, en el asesinato de Matías Godoy en la Villa 351, la pistola utilizada por Mario Sotelo nunca apareció; lo mismo que la que empuñó Oscar Siboldi en el triple homicidio de Bajada Grande.
El informe de UNODC calculó que más de la mitad de los homicidios en el mundo se perpetraron con armas de fuego, y que esta modalidad predomina en el continente americano. «En las Américas, las armas de fuego estuvieron involucradas en aproximadamente tres cuartos de los homicidios en 2017, lo que representó más de una cuarta parte de los homicidios en todo el mundo ese año. Algunos países con altas proporciones de las muertes relacionadas con armas de fuego tienden a tener altas tasas de homicidio, lo que puede indicar que las armas de fuego y los altos niveles de homicidio están vinculados», sostiene.
Por lo tanto, los 26 asesinatos producidos en Entre Rios en 2019 por armas de fuego evidencian una alta presencia de armas en los lugares de conflicto. Exactamente la misma cantidad de homicidios fueron perpetrados con armas blancas, y el resto por golpes u otras modalidades.
«Las intervenciones dirigidas y eficientes para contrarrestar los homicidios requieren una comprensión integral de su escala y sus causas. Entre los factores que impulsan este delito que se destacan en el estudio figuran la desigualdad, el desempleo, la inestabilidad política, la prevalencia de los estereotipos de género en la sociedad y la presencia de la delincuencia organizada», apunta el estudio de la ONU. Nada que no se sepa, pero cuestiones que tardan en abordarse en profundida.
DIARIO EL SOL
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