«Un muchacho que se entregaba por servir al prójimo. Y murió en su ley, yendo a rescatar a los que se habían quedado atrapados». Así describen a Ariel, de 44 años, uno de los bomberos que murió por la explosión de Villa Crespo.
Comandante Director de la Compañía de Planeamiento Desarrollo y RRHH de Bomberos Voluntarios de la Ciudad, Ariel Gastón Vázquez tenía 44 años, era de Hurlingham, estudió Gestión de Calidad en la Universidad de Morón y trabajaba en Buenos Aires Hems, servicios aéreos de emergencia médica, empresa donde era técnico operativo.
Muy dedicado a su labor de bombero, Vázquez lo expresaba en sus redes sociales. «Ser bombero voluntario es lo mejor que hay. A mí me cambió la vida y yo no lo cambio por nada. Es una voluntad de servicio público, de querer ayudar a la gente y solucionarle los problemas. Si uno no entiende eso, que es lo básico, no hay que meterse en este mundo»–
Desde chiquito Ariel sabía que iba a ser bombero. «Ya a los diez años ventilaba a los cuatro vientos: «Acá voy a estar yo, sabelo», señalando el cuartel general de bomberos en Hurlingham», revela María, una persona que estuvo muy ligada a él en su juventud. «Un muchacho que se entregaba por servir al prójimo. Y murió en su ley, yendo a rescatar a los que se habían quedado atrapados».
Ariel, «muy padrazo de sus hijos adolescentes, que siempre estaba para ellos», mamó los genes de «la raza bomberos» de su papá Carlos Vázquez y contó siempre con el apoyo de su mamá, que «estaba curada de espanto porque toda la vida estuvo con un bombero». También su hermano Sebastián es bombero y ejerce en la Policía Federal.
«Era un gran marido, un gran compañero. . . Siempre cariñoso y atento con Selva, su mujer, el amor de su vida», cuenta María, que destaca la personalidad «divertida de Ariel, que así como era un ejemplo, un modelo a seguir, también era un jodón bárbaro, un disfrutador».
Iván Bellani, amigo y compañero de trabajo, no cae en la cuenta, no puede creer que Ariel ya no esté. «Nunca conocí a nadie tan lleno de vida como él, un pibe de esos que no abundan. Y en mi en recuerdo quedará para siempre la última Navidad que pasamos juntos en Añelo, Neuquén», repasa este médico, piloto de helicóptero y también bombero voluntario.
«Es imborrable la anécdota en la que Ari se puso el traje de Papa Noel. Nosotros -recuerdo con alegría Bellani- fuimos a cubrir el servicio médico de rescate en los pozos petroleros de algunas empresas entre el 15 y el 30 de diciembre y en la Nochebuena, y por pedido del intendente de Añelo, él se prestó a calzare el disfraz y repartir regalos para todos los chicos de ese lugar. Fue una fiesta y Ari, un grande, porque le puso toda la onda y demostró la clase de persona que es, que era. . .».
Como bombero voluntario, Bellani entiende la maniobra de Vázquez al salir a socorrer a sus colegas que estaban atrapados. «Él no era un jefe de escritorio, vos dabas vuelta la cabeza y estaba Ariel, que era como un papá para los bomberos que trabajaban con él. Una desgracia, una pérdida tremenda, Ariel era un muchacho humilde, bajo perfil, pero lleno de pasión y muy pensante. Si, las dos cosas, pensaba lo que hacía y lo hacía con fervor».
Por otra parte, Vázquez estaba muy consustanciado con la pandemia por el Covid-19 y defendía la cuarentena, pero pensando en la gente. «El fin del confinamiento no significa que ya no haya virus; significa que ya tenemos lugar para vos en el hospital».
E instaba desde su Facebook a cuidarse, higienizarse, usar tapabocas y guantes, y se plegaba a la frase: «No te olvides que no estamos saliendo de la pandemia, estamos saliendo con la pandemia». Y acentuaba lo que pedían las autoridades nacionales, pero poniéndose en primera persona: «Quedate en tu casa; nosotros no podemos pero vos sí».
También agradecía a los trabajadores esenciales, que se exponen a diario al contagio del coronavirus, y enumeraba a trabajadores de la salud, bomberos, transportistas, gendarmes, prefectura, veterinarios, farmacéuticos, comercios, recolectores. A todos ellos los llamaba «nuevos héroes»,
Y de paso se sumaba a un pedido popular: «Señores, ha llegado el momento de subirles el sueldo a los profesionales de la salud y bajárselo a los políticos».
Con participación activa también en temas de índole sociopolítica, deslizaba que no estaba de acuerdo con la liberación de los presos y compartía con sus seguidores la petición que juntaba firmas para evitar la salida de los reclusos. «No estoy en contra de que se mejoren las cárceles, pero no que les den libertad a los presos».
«Se fue una persona fuera de serie, un tipo preparado, que estudió, se formó, se puso objetivos, cumplió sus sueños, formó una familia increíble y, de golpe, como una puñalada, se va tan joven, es muy injusto este destino para alguien tan generoso», se quiebra María, una mujer que lo conoció y lo quiso mucho. «Una ironía que se muera justo el día del bombero voluntario».
Junto a Vázquez perdió la vida Maximiliano Firma Paz, que también había pasado por el cuerpo de bomberos de la Policía Federal. Tenía 43 años y fue uno de los primeros en llegar al incendio en la perfumería. Es que el destacamento de Villa Crespo está a unos cien metros del lugar de la tragedia. Y según cuentan los testigos alguien fue a avisar que había un incendio. Firma Paz tenía cargo de subcomandante una larga trayectoria como bombero.
Maximiliano Paz
«Siempre sonriendo, siempre apoyando al cuartel, con ganas de que el cuartel progrese», contaron los compañeros de Firma Paz, que empezaron a llegar el destacamento a medida que se enteraron de lo que pasó, en el anochecer del martes.
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