La Fiscalía ha autorizado a las autoridades aduaneras a poner a disposición de los ayuntamientos los más de 430.000 litros de vodka incautados en redadas policiales o confiscados como evidencia en procesos judiciales.
Responsables sanitarios de toda Europa pugnan por hacerse con partidas de geles desinfectantes y soluciones bactericidas con los que luchar contra el coronavirus, en un mercado marcado por la falta de suministros, pero el arsenal necesario podría estar mucho más a mano. Así lo han demostrado los bomberos de la ciudad polaca de Olsztyn, en el noreste del país, que están regando las calles con un producto nacional y disponible en grandes cantidades: el vodka.
En las últimas décadas, en Polonia solo se ha interrumpido la venta de alcohol durante la visita del papa Francisco y durante unas pocas horas. Ya en 1935, el poeta polaco Julian Tuwim publicó su «Diccionario de los Borrachos Polacos», una obra que escribió porque «en una nación de 30 millones, al menos cinco son borrachos declarados».
Hoy en Polonia se bebe 7 veces más que en los años 30 y 3 veces más que en los 70. Ahora, por una vez, el vodka va a servir para algo más que para alimentar el mito de los eslavos alcohólicos.
El Gobierno polaco ha accedido a que sea utilizado este material en la desinfección de edificios públicos y medios de transporte y una portavoz de la administración aduanera regional ha confirmado que la brigada de bomberos en Olsztyn ha recibido los primeros 1.000 litros de alcohol que están ya utilizando. Dos hospitales de la misma ciudad y una clínica en Elblag han recibido un total de 2,500 litros procedentes de desmantelamientos de destilerías ilegales y que dormían en los almacenes de las autoridades judiciales.
«En la Polonia rural se sigue haciendo mucho vodka casero», explica el responsable de la Fundación del Vodka Polaco, Andrzej Szumowski, «no hay otro país en el mundo que lo fabrique con tanta calidad como nosotros y se trata de un vodka de mucha graduación, que puede decirse que tiene propiedades desinfectantes. Esta bebida espirituosa, que forma parte sin duda de la identidad cultural nacional polaca, es usada a menudo en los domicilios como antiséptico y las autoridades han decidido extender su utilización al ámbito público, sin que a nadie parezca extrañarle demasiado. De hecho, muchos polacos están ofreciendo su producción casera a hospitales provinciales a los que no llega el material industrial.
Disuelto con agua, el vodka puede limpiar superficies por aspersión y frotándose las manos con vodka estas quedan libres de virus y bacterias, eso es al menos lo que sostiene la cultura popular polaca, a la que también pertenece un viejo chiste que dice que en Polonia el sistema nacional nunca fue ni el comunismo ni el capitalismo, sino el alcoholismo.
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