Se trata de una construcción extremadamente antigua y en muy mal estado de mantenimiento, sin agua y sin condiciones mínimas de habitabilidad, en donde trabajan, desde 2005, un capataz, que tiene a su cargo el cuidado de un campo de más de 60 hectáreas con eucalipto y pino, y una señora, como colaboradora del mismo, junto a su hijo de 20 años.
Tras un procedimiento realizado por la Dirección de Trabajo, a cargo del doctor Emiliano Delgado, se procedió hacer la denuncia por reducción a servidumbre y ya está actuando la justicia en lo penal. “No nos traen ni para comer. Hace 6 meses que no nos traen comida”, expresaron los trabajadores ante las autoridades.
Al respecto, Mariano Giampaolo, como abogado interviniente, detalló ante cronistas de EL SOL-Tele5 que “las tres personas realizan desde que el menor tenía 14 años, tareas de desmonte, limpieza cortafuego y se encuentran en absoluto estado de abandono ya que su empleador no se hace presente desde hace varios meses en los que no sólo no les paga los magros haberes que les solía abonar en algunos meses, tampoco les trae la alimentación básica que era el único ingreso sostenible que tenían estos trabajadores reducidos a condición de servidumbre. Tal es así que nos dijeron que no les traen ni para comer, manifestaron que hace 6 meses que no les traen comida”.
Asimismo agregó que “ante un procedimiento realizado por la Dirección de Trabajo, a cargo del doctor Emiliano Delgado, se procedió hacer la denuncia por reducción a servidumbre ya está actuando la justicia en lo penal”.
“A raíz del procedimiento -dijo Giampaolo- en el que intervino la Administración Provincial, los trabajadores, dado el estado de inanición en que se encuentran, optaron por consultar a nuestro estudio jurídico y en estos momentos nos encontramos abocados a su identificación como empleadores ya que en el lugar no se encontró ningún registro más que la bajada de energía eléctrica por parte de la Cooperativa Eléctrica. Inmediatamente se iniciarán las intimaciones pertinentes por las condiciones inhumanas, para que les provean a los trabajadores agua potable y la alimentación mínima indispensable para su subsistencia”, detalló el abogado.
Giampaolo recordó que: “como estudio jurídico, muy a menudo vemos situaciones similares» y señaló que «nos sorprende gratamente la rápida intervención del Ministerio de Trabajo y las denuncias que se llevaron a cabo, ya que entre esas actuaciones se pudo detectar las graves dolencias laborales que tiene el capataz”, acotando que “este último sufre infecciones muy fuertes en sus piernas, las que presumimos pueden deberse al uso de venenos químicos propios del control de plagas y muy tóxicos sin los elementos mínimos de seguridad”.
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