Pese a que no aplicaron el aislamiento obligatorio y la actividad comercial no fue interrumpida, las autoridades del vecino país, lograron reducir la cantidad de casos con Covid -19.
Uruguay ha conseguido, por medio de las medidas adoptadas por el Gobierno, poner freno a la proliferación del coronavirus. Mientras en la mayor parte de las naciones de la región la cantidad de infectados por el COVID-19 va en aumento, la situación del país oriental es la opuesta: no se aplicó una cuarentena general obligatoria y la actividad comercial no fue interrumpida en su totalidad, pero aún así disminuyó el número de contagiados que se detectan por día.
El 13 de marzo, apenas se conocieron los primeros cuatro casos positivos de coronavirus, las autoridades uruguayas decretaron la “Emergencia sanitaria” y decidieron aplicar cinco pasos para hacer frete a la pandemia, que resultarían clave para el gradual regreso a la normalidad a partir de mayo.
Entre esas medidas tomadas por los funcionarios se destaca la suspensión de clases, eventos masivos y actividades no esenciales, el cierre de las fronteras internacionales y la aplicación de la “Operación todos en casa”, que permitió la repatriación de ciudadanos uruguayos varados en el exterior.
Además, el Estado solicitó créditos por 1.400 millones de dólares a bancos regionales para financiar las medidas tomadas para la lucha contra el Covid-19 y creó el Fondo Coronavirus, gracias al aporte del 20 por ciento de los salarios de ministros, legisladores y otros funcionarios públicos.
La campaña se vio reforzada por la solidaridad manifestada por el sector privado. Mientras un grupo de productores agropecuarios aportó unos 100 millones de dólares, varias marcas alimenticias donaron productos para los sectores más carenciados. En cuanto a los cuidados para evitar los contagios, en lugar de ordenar un confinamiento obligatorio para la población, el Gobierno recomendó limitar las salidas de los hogares. “Si se toman los recaudos, si se aplica el distanciamiento social y se usa tapaboca, salir no está desaconsejado”, justificó el presidente Luis Lacalle Pou.
Por su parte, la vicepresidente Beatriz Argimón consideró que el mandatario “nunca tomaría una medida contra el coronavirus que no tenga en cuenta la libertad del individuo”. De a poco, a mediados de mayo reabrieron sus puertas distintos organismos públicos y locales comerciales, se reiniciaron las clases en escuelas rurales de todo el país, la gente se volcó masivamente a los espacios públicos y fueron retomadas decenas de obras en construcción.
Otra de las medidas fue la realización de test masivos. Desde que comenzó la epidemia se realizaron 34.384 test, con 887 positivos, aunque esa cifra incluye a personas que dieron positivo más de un test.
Hasta el 19 de mayo, la Organización Mundial de la Salud contabiliza 737 casos positivos y veinte muertos por coronavirus en Uruguay, además de 569 personas que habían contraído la enfermedad y lograron recuperarse.
La epidemia está concentrada en la capital, Montevideo (con 104 activos de un total de 148), y hay personas contagiadas en otros siete de los 19 departamentos en los que se divide el país.
El presidente Lacalle Pou, tiene previsto en los próximos días anunciar un plan de reanudación de las clases de enseñanza primaria. Las escuelas rurales ya dictan sus actividades con normalidad.
Por otra parte, la práctica al aire libre de ocho deportes (atletismo, ciclismo, gimnasia, tenis, pelota, tiro al arco, vela y canotaje) ya está habilitada desde el sábado cumpliendo con estrictos protocolos sanitarios. Algunas más se irían sumando próximamente. A su vez, está en un proceso de normalización de algunas actividades como la construcción.
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